Mucha gente se escandaliza de que los mandes a la mierda. Yo es que lo veo tan normal como estornudar cuando la persona que sale a pasear contigo lleva una colonia de dos euros de mercadona, o como sonrojarte porque además de apestarte con fragancias baratas se corte el pelo en carrefour.
Los osos pasan de mí y yo paso de ellos como quien va a comprar el pan. Lo que la mayor parte de las ocasiones no sabemos, es por qué se ha llegado a esa traumática situación. Yo os lo explico. La flamorra que entra por la ventana a las diez de la noche en esta
mierda de ciudad población cosmopolita incentiva mis neuronas e incrementa su actividad, permitiéndome elucubrar interesantes pensamientos y brillantes deducciones. De todas formas si no es este calor asqueroso, será el insecticida (tercer bote de la semana, en Badajoz no conocen el término "fumigar") el que me produzca un colocón y un brainstorming de ideas.
Como aquí todos tenemos aplicaciones móviles de ligoteo, perfiles en todos los sitios imaginables etc etc, una de las principales causas de que alguien pase de tí es que contestes con monosílabos. A nadie le apetece charlar con un robot. De hecho Siri da más conversación que tu "ok", "claro!" o "jaaajajjajaaj". Al menos escribe bien la onomatopeya. Son dos letras. Puede que tu caso no sea el de contestar con dos letras, si no que tu chat se convierte en un interrogatorio: "Bueno ¿y qué te cuentas", "yo ok, y tú?", "y aparte de poner tres lavadoras, follar con un amigo, fregar la loza de la fiesta de cumpleaños y estudiar las oposiciones... ¿qué más has hecho hoy?". Yo en estos casos prefiero rellenar un cuestionario on line, que no tengo que escribir nada. Pero una vez rellenado... A la mierda los dos. El test y el entrevistador.
Otra situación peculiar se produce cuando cupido lanza las flechas cuando no debe. Estás en una quedada, te enrollas con un gordito mientras tu novio se la mete a un feto (siempre el maromo con el que se enrolla tu novio es un feto y da asco) y cosas del destino, al gordito le caes en gracia y te pide el número de teléfono. Se lo das y al día siguiente ya tienes las primeras tentativas de casamiento por whatsapp. Los primeros tonteos son agradables y dóciles, inocentes hasta cierto punto. Hasta el punto en que te suelta que le gustas mucho y qué pena que tengas pareja. Bueno ¿qué pena para tí, no? Cómete el rabo de un soltero y te casas con él en Las Vegas si te apetece. Lo normal es que tu rollo de cinco minutos en la quedada se convierta en una pesadilla y acabes bloqueándolo por todas partes. Ojo, eso no quita el mal rollo de encontrártelo en cualquier bar y que se te quede mirando todo el rato esperando que le digas algo. Especialmente peligroso es ir al baño sin comprobar antes que no esté él por ahí. ¿Soluciones? Hacerte la cirugía facial o mandarlo a la mierda.
Algo parecido pasa si tienes perfil en chaturbate o xpcams, que ahora creo que son lo mismo. Estás tú ahí tan tranquilo con tus cosas, exhibiéndote como El Hacedor te trajo al mundo meneándotela tan plácidamente, cuando ves a un osazo que te mola y parece que es algo recíproco. Se disfruta mutuamente del juego (me encantan estos eufemismos para hablar de sexo) y se repite, como tiene que ser. La cosa va a más y os pasáis el skype. Y en estas que como la confianza da asco, una de esas tardes en las que juegas con tu nuevo amiguito, justo en el momento en que vas a expulsar tu semilla divina te parece oir entre gemidos un pequeño susurro que suena a Te Quiero. Te empiezas a poner nervioso hasta el punto de que pierdes la concentración y la estimulación decae ligeramente, pero no le das más importancia porque ha debido ser un graznido de algún ave que suena parecido. Pero no, tu colega se emociona y lo suelta cada vez más alto: "ooooh, te quiero, te quiero!" y ahí, amigo mío, te entra un mal rollo que no veas. Se te baja el empalme, ya ni quieres correrte y apagas el portátil cerrando la tapa como si hubieras visto al mismísimo diablo. Esto ni siquiera es sexo. ¡Es cybersexo! Y la gente se pilla. Qué miedo. ¡A la mierda!
Pero si hay una forma en la que pasar de alguien es reconfortante, es cuando tienes amigos parásitos. Son esos que cuando es tu cumpleaños no se acuerdan porque ni te lo han preguntado nunca, pero tú tienes siempre un detalle en su onomástica hasta que te das cuenta de que para qué te vas a gastar dinero cuando se lo puedes dar a un yonki por la calle que por lo menos sabes que lo va a invertir mejor. O te llaman para una copa por la noche para recordar viejos tiempos, a solas, y aparece con dos parejas a las que no conoces de nada y por la cara que pone tu amigo, intuyes que eres el chico gancho para no estar solo con tanta plebe (y que casualmente nunca están buenos, al menos que te presente gente follable, vamos digo yo) y los viejos tiempos los vas a recordar con tu tía Frasca cuando la veas en Navidad. O quedas con él para follar y durante la cena hay un silencio sepulcral y no entiendes muy bien qué haces ahí ni por qué quedas para jugar con este energúmeno cuando por xpcams te puede entrar una taquicardia porque un italiano te suelte que te quiere. Se tarda cero coma en poner el punto y final. ¡Bye bye love!
Lo dicho, gente. Ahora ya sabéis algunas de las causas principales por las que os pueden dejar de lado en las fiestas más chic. Por supuesto que hay muchas más: pubis apestoso, falos con esmegma, no tener foto de cara en el bear... Pero si somos personas normales, con una educación mínima y una foto en bolas con el culo en pompa en el bearwwww, todo irá bien. Nadie os mandará a paseo, pero vosotros aún tendréis el placer de hacerlo. Porque joder siempre es una satisfacción.